Diseñan un protocolo para el manejo de serpientes en cautiverio

Un proyecto de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE formuló un protocolo para el manejo de serpientes en cautiverio orientado a mejorar la higiene y el bienestar animal, con el objetivo de reducir la incidencia de enfermedades infecciosas en general y los riesgos de mortandad. El trabajo se encaró desde la Cátedra de Farmacología y Toxicología, que tiene a su cargo el Centro Interactivo de Serpientes Venenosas de Argentina (Cisva).

La idea surgió de la motivación de integrantes del Cisva, quienes, en sus tareas habituales de manejo de animales en cautiverio, afrontaban el desafío de extremar cuidados a fin de evitar posibles prácticas inadecuadas que generen lesiones, riesgo de enfermedades e incluso la muerte de ejemplares.

 

 

LA INVESTIGACIÓN EN PRIMERA PERSONA

 

En contacto con NORTE, la doctora Lucía Bustos, responsable del proyecto, indicó que esta iniciativa surgió «como parte del doctorado que estoy cursando actualmente, con una beca del Conicet. En 2022 empecé esta etapa de posgrado. Desde hace años, y ya en la maestría, me interesa el estudio de los parásitos en las serpientes. El protocolo surgió como una necesidad, ya que constatamos que en nuestra región no hay manuales que especifiquen procedimientos relacionados con cómo actuar en determinados casos que se presentan al tener serpientes en cautiverio. Después de consultar a centros de nuestro país, Brasil y Paraguay, nos respondieron que no tenían nada al respecto. Así que nos vimos en la necesidad de avanzar en este desarrollo, a fin de contar con unas líneas de acción claramente formalizadas. Es, en definitiva, la sistematización de compilar años de trabajo de muchos profesionales, con un seguimiento constante a los ejemplares y su evolución, en que prácticamente se aprendió por prueba y error».

 

Respecto de la modalidad de difusión y el alcance que esperan tenga el protocolo, Bustos explicó: «Queremos que sea material bibliográfico de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE, a fin de que se proteja la propiedad intelectual de toda esta investigación. En una primera etapa pensamos plasmarlo en una guía con fotos».

 

 

LLENAR UN VACÍO

 

La doctora Bustos destacó que lo presentado en el trabajo se nutrió de experiencias de los integrantes del Cisva, así como del aporte de profesionales especialistas y de bibliografía de referencia. «A nivel país ni en Sudamérica se conocen protocolos de este tipo. Además de ser el pionero, nuestro protocolo, a medida que se iba elaborando, era implementando en nuestras tareas de rutina con las serpientes, lo que permitió comprobar su incidencia en la mejora del estado general de los ejemplares en cautiverio, y en especial en una reducción de la mortandad», señaló. «Detalles como, por ejemplo, desparasitar a los ratones que sirven de alimento a las serpientes han mostrado un gran impacto», graficó.

 

Lo notable es que desde la aplicación de las medidas, en el Cisva se registró la muerte de un solo ejemplar de serpiente en 2021, y no hubo ninguna en 2022 ni tampoco en 2023. Además se identificó un menor nivel de enfermedades en los ejemplares.

 

«El protocolo ha demostrado ser una herramienta para optimizar el mantenimiento en cautiverio de estos animales» resaltó la responsable del proyecto.

RELEVANCIA Y RESULTADOS

 

«Las buenas prácticas profesionales implementadas mejoran, en definitiva, la sobrevida de los ofidios mantenidos en cautiverio», subrayó la doctora Bustos.

 

Indicó que además de la reducción de la mortandad, también es importante la mejora corroborada en el estado sanitario de los ejemplares. Esto es fundamental, ya que existe una relación directa entre la sanidad de las serpientes y la producción de veneno que luego se utiliza en la elaboración de suero antiofídico.

 

Para concluir, resaltó que este protocolo es una muestra del compromiso del Cisva con el cuidado de las serpientes, y en particular de las que, por distintas razones científicas, de recuperación o producción de suero, deben permanecer en cautiverio.

 

«El protocolo sistematiza acciones y estrategias comunes transmitidas entre profesionales, pero que no se aplican de manera metódica», concluyó Bustos. En el proyecto participaron además las doctoras Silvana Maruñak y Pamela Teibler, la licenciada Karen González y los alumnos avanzados de la carrera de Ciencias Veterinarias Mariela Edith Paulina, Eliana Defagot y Gustavo Romero.

 

El trabajo fue presentado en las «XXI Sesiones de Comunicaciones Técnicas y Científicas Estudiantiles» de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE.

 

 

Detalle del trabajo

 

Para la elaboración del protocolo se desarrollaron diferentes técnicas, como un control más exacto de la temperatura mediante la incorporación de aire acondicionado frío-calor y monitor de temperatura y humedad, se amplió el tamaño de los recintos individuales, y se brindó privacidad agregando refugios acordes con el tamaño de cada ofidio.

 

Se incorporan tubos fluorescentes UVA y UVB y el sustrato de cada recinto pasó de ser de aserrín de madera a cartón corrugado, pues favorece la muda y mejora la higiene.

 

Asimismo, se redujeron los ruidos en el ámbito de trabajo y de actividades académicas del Cisva con el objetivo de reducir riesgos de estrés en los animales.

 

Entre las medidas de manejo se modificó el equipamiento de sujeción de animales, cambiando el uso de ganchos de metal por discos de acrílico, evitando así presiones extremas que pudieran lastimar al ejemplar, pues los discos aplican la fuerza en forma pareja.

 

En cuanto al protocolo de recepción de animales, se implementó una etapa de cuarentena, con observación diaria por 30 días.

 

Respecto de la higiene y el estado sanitario, el asoleamiento de las serpientes pasó de ser eventual a ser fijo y semanal.

 

Se ha puesto en práctica además el uso de piletas para poner a las serpientes al sol, a fin de evitar así el contacto con el pasto ya que representa una exposición al riesgo de contagio de enfermedades parasitarias y otros microorganismos.

 

También se optimizan los procedimientos de desinfección de superficies y demás espacios del cautiverio, en busca de evitar contagios entre los animales, así como el ingreso de enfermedades desde el exterior.

 

«Todo esto es para cumplir con los dos ejes que nos propusimos: atender lo sanitario para prevenir enfermedades, y el bienestar animal», concluyó Bustos.

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