Se cumplen 27 años del crimen de Jose Luis Cabezas

Una sombra oscura se cernió sobre la noche del 25 de enero de 1997, cuando el fotógrafo José Luis Cabezas fue brutalmente secuestrado, asesinado y calcinado en un acto atroz que conmocionó a la sociedad argentina. Ahora, 27 años después, la memoria del crimen sigue viva, recordando no solo la pérdida de un talentoso fotógrafo, sino también la impunidad y la corrupción que se tejieron en torno a su muerte.

La imagen que quedó grabada en la mente de todos es la del auto incendiado en «La Cava», con la puerta del acompañante abierta y lo que quedaba de un cuerpo calcinado. La portada del diario El Mensajero de la Costa, publicada el 26 de enero de 1997, con el título «Hombre carbonizado en el interior de un vehículo-General Madariaga-Paraje Manantiales», anunció el horror que acababa de suceder, revelando que se trataba del fotógrafo de la revista Noticias.

La fatídica noche comenzó de manera aparentemente festiva en la residencia del empresario de correos Oscar Andreani, quien celebraba su cumpleaños número 54 en el norte de Pinamar. José Luis Cabezas, fotógrafo de la revista Noticias y amigo personal de Andreani, estaba entre los invitados, compartiendo risas y alegría.

Sin embargo, la alegría se desvaneció en las primeras horas del 25 de enero cuando un grupo de delincuentes decidieron arrebatarle la vida a Cabezas. El crimen, planificado y ejecutado con frialdad, dejó a la sociedad argentina estupefacta. José Luis Cabezas, conocido por su profesionalismo, se convirtió en víctima de un acto de violencia que oscureció la democracia del país.

El fotógrafo, que había ganado notoriedad por su trabajo en la captura de imágenes del enigmático empresario postal Alfredo Yabrán el verano anterior, se convirtió en blanco de represalias. Gustavo Prellezo, entonces oficial de policía, fue señalado como el autor de los disparos que acabaron con la vida de Cabezas, mientras que otros cómplices, conocidos como «Los Horneros», participaron en el secuestro y posterior incineración del cuerpo.

El desenlace de la investigación y el juicio llevó a la condena de Prellezo y otros implicados, revelando una red de corrupción que involucraba a altos funcionarios policiales y empresarios. El poderoso empresario Yabrán, señalado como el instigador del crimen, escapó de la justicia y finalmente se quitó la vida en mayo de 1998.

A pesar de las condenas, la herida sigue abierta para la familia Cabezas y la sociedad argentina. Los años no han borrado la memoria de aquel crimen atroz que puso de manifiesto la impunidad y la corrupción en las altas esferas del poder. La lucha por la justicia y la verdad continúa, recordando a José Luis Cabezas no solo como un talentoso fotógrafo, sino como un símbolo de la lucha contra la impunidad y la violencia que acechan en la sociedad.

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