
Un volcán entró en erupción en el suroeste de Islandia, iluminó el cielo nocturno y lanzó por los aires roca semifundida en una espectacular demostración de fuerza en una región conocida por el fuego y el hielo.
«Una erupción comenzó en la península de Reykjanes«, detalló anoche la oficina meteorológica, en referencia a un volcán situado cerca de la capital Reikiavik. «Puede ser observada en webcams y parece estar situada cerca de Hagafell», un poblado al sur de la capital.
Islandia se ubica en una zona de gran actividad volcánica en el Atlántico norte y promedia una erupción cada cuatro o cinco años. La más disruptiva en épocas recientes fue la erupción del volcán Eyjafjallajokull en 2010, que expulsó enormes nubes de ceniza y obligó a cerrar espacios aéreos en Europa.
Sin embargo, no se esperaba que la erupción en la península de Reykjanes, unos 50 kilómetros al suroeste de la capital, Reikiavik, liberase cenizas. El ministro islandés de Exteriores, Bjarni Benediktsson, aseguró en X que no había interrupciones en los vuelos con origen y destino en Islandia y los corredores aéreos internacionales permanecían abiertos.
La erupción comenzó alrededor de las 22.17 GMT tras una serie de pequeños sismos, agregó el organismo.
La longitud estimada de la fisura es de unos 3,5 kilómetros, considerablemente superior al de anteriores erupciones, y la velocidad del flujo de lava es de entre 100 y 200 metros cúbicos por segundo, lo que supone también un notable incremento en comparación con otras erupciones ocurridas en la península durante los últimos años.
«Un helicóptero de los Guardacostas saldrá para confirmar la ubicación exacta y la magnitud de la erupción«, indicó la oficina meteorológica.
A las 3 hora local, la oficina meteorológica indicó que la intensidad de la erupción se estabilizó y que «la actividad está disminuyendo», sin precisar cuánto puede durar.
«Esperemos a ver qué nos deparan las fuerzas de la naturaleza«, resumió el presidente Gudni Thorlacius Jóhannesson en la red social X.
Por su parte, Magnus Tumi Gudmundsson, un científico que sobrevoló el lugar el martes por la mañana en un vuelo de investigación de la guardia costera, precisó a la televisión local RUV que estimaba que ya se había vertido tanta lava como en toda la erupción registrada este verano boreal durante un mes en la península.Gudmundsson dijo que se esperaba que el fenómeno siguiera remitiendo en intensidad, aunque los científicos no sabían cuánto podría durar. «Podría terminar en una semana o podría tomar bastante más», explicó.
Fuente: La Nación.