
El Vaticano comenzó a vivir uno de los momentos más significativos tras la muerte del papa Francisco: el féretro con sus restos fue llevado desde la capilla de Santa Marta —donde residía— hasta la Basílica de San Pedro, donde permanecerá durante tres días para que los fieles puedan despedirse.
La procesión, encabezada por cardenales y escoltada por la Guardia Suiza, recorrió distintos puntos simbólicos del Vaticano hasta ingresar a la basílica por la puerta principal. El ataúd fue ubicado frente al Altar de la Confesión, cerca de la tumba de San Pedro y bajo el majestuoso baldaquino diseñado por Bernini.
Minutos después, las puertas de la basílica fueron abiertas al público y comenzaron a ingresar las primeras personas para rendir homenaje al Sumo Pontífice. Las filas se extendían por la Plaza de San Pedro desde las primeras horas de la madrugada.
La liturgia de despedida incluyó la entonación de las letanías de los santos, y se realizó en presencia de altos representantes de la Iglesia y funcionarios del Vaticano. La escena marcó el inicio de las ceremonias que culminarán el sábado con el funeral oficial, previsto en la Plaza de San Pedro y al que asistirán delegaciones de distintos países, líderes religiosos y jefes de Estado.
El cuerpo del papa Francisco será velado en público hasta el viernes, y luego se llevará a cabo una ceremonia privada para sellar el féretro, antes de la misa final.
Francisco falleció el lunes a los 88 años, tras más de una década de pontificado marcado por su mensaje de humildad, justicia social y apertura.