El matrimonio entre el actor Guillermo Francella y Marynés Breña parece haber llegado a su fin después de 36 años juntos, de acuerdo con lo informado por la periodista Paula Varela en su cuenta de Instagram.
Esta relación, que comenzó en septiembre de 1987, estaría atravesando una crisis profunda, según señaló la panelista de Socios del Espectáculo.
Una relación que persiste en lo familiar
A pesar de la separación, Francella y Breña mantienen una relación cordial y se les ha visto juntos en reuniones familiares. Ambos son padres de Nicolás, de 34 años, y Yoyi, de 30, y su cercanía se centra en el bienestar de sus hijos.
Sin embargo, en el último tiempo, cada uno ha tomado caminos independientes, viajando por separado. Francella, por ejemplo, realizó un viaje a Miami con su hermano Ricardo hace aproximadamente tres semanas, mientras que Marynés también decidió tomarse un tiempo sola en otro destino.
Dudas sobre la posibilidad de reconciliación
El periodista Rodrigo Lussich aportó más detalles sobre el distanciamiento de la pareja, indicando que ambos llevaban tiempo viéndose poco y desarrollando actividades individuales. “Él tiene una agenda de trabajo muy ocupada, lo que podría haber afectado la relación. Para los cumpleaños de sus hijos aún se ven, pero en eventos recientes, como los premios Martín Fierro, ella no lo acompañó, lo que demuestra un claro distanciamiento”, comentó Lussich.
La relación parece haberse enfriado progresivamente, y aunque no se confirma si la ruptura es definitiva, se especula que Marynés estaría decidida a continuar su vida por separado.
Una historia de amor que comenzó en 1987
El romance entre Francella y Breña comenzó en septiembre de 1987, en una reunión organizada por Ricardo, hermano de Guillermo, quien ya era actor a los 32 años, aunque sin sus actuales éxitos en cine y televisión. Por su parte, Marynés tenía 21 años y trabajaba como azafata.
Aquel primer encuentro fue memorable: ella debía levantarse temprano para volar a Río Gallegos, pero accedió a conocer a Guillermo gracias a la insistencia de su amiga Mirtha, quien salía con Ricardo. La noche fue tan especial que Guillermo la llevó a casa en la madrugada, y antes de despedirse, con beso incluido, le pidió su número de teléfono. A los pocos días, la llamó para iniciar una relación que perduraría durante más de tres décadas.