
La víctima tenía 16 años cuando fue asesinada por Jorge Mangeri, portero del edificio donde vivía. Su cuerpo fue encontrado al día siguiente en la planta de tratamiento de residuos.
Este lunes se cumplen once años del femicidio de estremeció al país. Ángeles Rawson, de 16 años fue asesinada el 10 de junio de 2013 en el barrio de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires. Su cuerpo fue encontrado al día siguiente en una planta de tratamiento de residuos, en la localidad de José León Suárez, en la provincia de Buenos Aires. Por el caso fue condenado Jorge Mangeri, portero del edificio donde vivía la víctima, a quien sentenciaron con cadena perpetua.
Ángeles había sido vista con vida por última vez aquel lunes a las 9.50, cuando una cámara de seguridad la tomó ingresando a su edificio, ubicado en Ravignani 2360. Según constató la Justicia, la adolescente nunca ingresó al departamento de su familia porque se cruzó con Mangeri en el hall.
El cadáver de la víctima fue hallado al día siguiente en el Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse) de José León Suárez en una de las cintas de selección de residuos.
En un principio la Justicia apuntaba a que el principal sospechoso era su padrastro, Sergio Opatowski. Sin embargo, todo cambió el 14 de junio casi a la madrugada durante la indagatoria al portero.
La confesión de Mangeri
«Soy el responsable de lo de Ravignani 2360. Fui yo. Mi señora no tuvo nada que ver en el hecho», confesó Mangeri y quedó inmediatamente detenido.
Durante el juicio que se llevó a cabo en 2015 se estableció que Mangeri llevó a Ángeles a algún lugar del edificio -la fiscalía sostuvo que fueron al sótano; la querella alegó que subieron al octavo piso- donde intentó abusar sexualmente de la menor y finalmente la estranguló y la asfixió. El ataque, según la Justicia, duró menos de diez minutos. La víctima se defendió hasta último momento.
Con el fin de esconder el cuerpo, Mangeri ató con distintas sogas las muñecas, tobillos y el cuello de la adolescente, colocó los restos en una bolsa de nylon negra y lo arrojó a un contenedor de basura.
Las pericias determinaron la existencia de ADN de Mangeri debajo de las uñas de la víctima en los dedos índice, anular y mayor de la mano derecha. Esto se relacionó con las más de 20 lesiones que el femicida tenía en su cuerpo y que había adjudicado a una tortura por parte de policías que, según él, le habían exigido confesara el crimen, lo cual resultó ser falso.
Además, los médicos forenses constataron que la causa de muerte fue asfixia y el acusado le fracturó cinco costillas, la clavícula derecha y una vértebra.
Mangeri fue condenado a prisión perpetua como autor penalmente responsable por el delito de «femicidio, en concurso ideal con los delitos de abuso sexual y homicidio agravado por su comisión críminis causa, estos últimos en concurso material entre sí».
En enero de este año, el condenado fue trasladado al penal federal de Rawson, en Chubut, por cuestiones operativas del Servicio Penitenciario. La abogada de Mangeri, Patricia Viviana Croitoru, sostuvo que están instrumentando una medida para que regrese a Buenos Aires debido a que el condenado «está lejos de su familia».