Mató al abusador de su hija de 5 años y lo liberaron por «emoción violenta»

Fernando Matías Vila, de 32 años, asesinó a puñaladas al hombre que abusó de su hija y, esta semana, tres años después del crimen, se confirmó que el padre de la víctima no irá preso, ya que recibió una pena menor a tres años.

El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Bahía Blanca, donde se cometieron los delitos, acompañado por un jurado popular, entendieron que Vila actuó bajo los efectos de una emoción violenta aquel 20 de octubre de 2019.

EL HECHO

Esa tarde, Vila regresó temprano de la construcción en la que trabajaba como albañil y, al cabo de unas horas se desató el impensado escenario cuando se encontró con su esposa llorando porque su hija de cinco años le había contado que fue abusada por José Dagoberto López Uribe.

«Ese día llegué a las 3 de la tarde a casa. Trabajaba en el Polo Petroquímico de una empresa. Era un día normal. Estuve con las nenas y mi señora», relató Vila.

«Se hizo de noche, comimos y mi nena fue al baño, que aún estaba en el fondo porque todavía estábamos construyendo. Mi señora la acompañó y la nena insitía con que le dolía un pecho. Mi mujer le empezó a preguntar por qué, si se había golpeado o algo. Hasta que empezó a contarle», recordó en declaraciones a La Brújula 24 FM 93.1.

«Nosotros vivíamos en el departamento de atrás de esta persona. Estuvimos dos años en ese lugar. Ella le contó que cuando estábamos ahí en varias ocasiones la había tocado, le metía la mano en la ropa interior y esas cosas», agregó.

Antes, agarró un cuchillo que había sobre la mesada. Fue lo primero que vio. «Sinceramente no me acuerdo mucho. Bajé de la moto, lo encaré y lo maté», lanzó.

Según dijo, en el momento no supo que lo había matado hasta que se entregó a la comisaría. «De los nervios que tenía la abracé a mi esposa, no podía hablar y me temblaba el cuerpo. Nunca me había pasado una situación así. Ella trataba de tranquilizarme y le dije que fuéramos a la policía, pero no pensé que estaba muerto. Imaginé que lo había lastimado», comentó.

«Me metieron en una oficina y fueron a la dirección que yo les pasé. Me acordé porque viví dos años ahí. Cuando volvieron me trasladaron al calabozo y uno de los policías me dijo que ya estaba muerto».

 «Me arrepiento de lo que hice, porque si no hubiera ido directamente a la casa no me hubiera pasado todo esto. Hace 3 años que vengo viviendo un calvario. Perdí mi trabajo, no me pudieron tomar más porque estaba todo esto en suspenso».

Por último, dijo que su hija «todavía sigue mal, no va a los cumpleaños y no se junta con los chicos del barrio».

«Hasta hace poco no sabía que estuve preso. Ella pensaba que yo estaba trabajando en el penal. En ese entonces teníamos una psicóloga que la veía, pero no pudimos seguir dándole esa asistencia, por mi tema laboral», concluyó.

 

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